No pude contestar un solo mensaje o llamada que entraba a mi celular, me había ido a una parte solitaria de la ciudad por horas y aunque los pies me dolían, no pensaba regresarme a la mansión Russell.
No tenía ganas de nada, ni siquiera fingir que era más fuerte que el imbécil de Nicolas Russell, no sabía cómo iba a soportar verlo después de lo que había pasado.
"Una madre drogadicta que te abandonó"
"Tu familia no vale nada"
Resoplé y en ese momento recibí el milésimo mensaje del día, le di una oleada sin muchas ganas y me di cuenta que se trataba de Nancy, la hermana de Nick.
Mordí mi labio y rodé los ojos, respondiéndole solamente a ella sobre mi paradero. Parecía preocupada y eso me hacía sentir mal.
Sí, de acuerdo, era una débil.
No tuve que esperar mucho tiempo, Nancy apareció con la expresión de su rostro alterado, rodeandome con sus brazos y apretándome tan fuerte, que pensé que iba a romperme una costilla.
—¿Por qué demonios viniste hasta aquí? —casi gritó en mi oído