El beso seguía siendo intenso, y nuestros instintos más salvajes estaban saliendo a flote, sentía que lentamente nos arrastraba a un abismo de locura y deseo sin fin.
No quería parar, me sentía urgente, desesperada, completamente urgida por tenerlo entre mis piernas llenándome con su virilidad y haciéndome gemir y jadear en voz alta con desesperación.
Nick me giró hasta dejarme de espaldas, comenzando a besar mi hombro y a meter sus manos por debajo de mi blusa, tocando mis pechos.
El recuerdo de la vez pasada me golpeó con fuerza y me quedé paralizada, volviéndome hacia él con actitud retadora.
—Si no vas a continuar, mejor vete ahora mismo —dije con tono de reproche, tratando de ocultar mi vulnerabilidad.
—Te deseo como nunca —replicó Nick con voz ronca. — Quiero hacerte el amor, hacerte mía, pero voy a seguir solo si tú quieres.
Resoplé, y él rió bajito, soltando un jadeo cuando apreté su miembro viril en un puño que lo hizo gemir de dolor.
—Digo la verdad, cariño —dijo con voz ah