TYLER
—¿Perdón?
Su mandíbula cayó, y tuve que reprimir una sonrisa. No era apropiado divertirme a su costa en ese momento. Pero había algo en esos labios llenos y rosados, entreabiertos por la sorpresa y la confusión...
Bueno, eso fue suficiente para despertar a mi polla, sin duda.
Rodeé mi escritorio para ocultar la erección que crecía solo con mirar su boca abierta y dulce.
Esperaba que pareciera como si la hubiera atropellado un tren. Lo que no esperaba era el impulso repentino de levantarla, ponerla sobre mi escritorio y saborear cada centímetro de su cuerpo.
Me recosté en mi silla.
—Me oíste.
Nadie recibía una propuesta de matrimonio así como así, y mucho menos de mí. Pero era lo que tenía que hacer. Tenía que casarme para quitarme de encima a mi padre... y a la maldita