GAIL
Catorce meses después
El sonido de los chillidos de Eva a través del monitor de bebés me despertó, y me estiré bajo las sábanas. A mi lado, Tyler se movió y bostezó.
—Voy a buscarla —dije.
—Tráela aquí —respondió él.
Asentí, le di un beso rápido en los labios y salí de la cama. Caminé por el pasillo hasta la habitación del bebé. Tyler y yo habíamos redecorado la habitación después de ir juntos a mi primera ecografía y descubrir que esperábamos una niña.
Abrí la puerta y vi paredes de un rosa suave con elefantes grises de dibujos animados recogiendo flores.
Las mejillas regordetas de Eva me sonrieron desde su cuna.
—¡Ahí está mi pequeña! —canturreé y corrí hacia ella.
Su cabello corto y rubio, tan dorado como el mío, estaba desordenado después de dormir, y sus ojos verdes estaban llenos de risa. Sus bracitos regordetes se alzaron hacia mí.
—Ven aquí, cariño. —La levanté de la cuna y acerqué mi cara a su cuello, abrazando su pequeño cuerpo contra el mío. Agarró mi cabello con ambas