DYLAN
—¡Son taaan lindos! —Harper exclamó con entusiasmo.
Una de las nutrias en el grupo se movió, hundiendo su hocico en el lado de otra nutria.
—Súper lindos —agachado junto a Harper, estudiamos a las tres nutrias dormidas a través del cristal.
Ada se quedó atrás, con los brazos cruzados, mirando a la distancia. Mi pecho se apretó.
Harper se apartó del cristal. —¿Cuándo llegarán?
—En cualquier momento. Quedamos en encontrarnos aquí mismo, frente a las nutrias.
—Espero que les guste —su pequeño rostro se torció de preocupación.
—Te van a adorar —apreté su hombro.
—Nunca he tenido abuelos.
Asentí, aunque en realidad no conocía la historia detrás de eso. Ada me había dicho que sus padres ya no estaban, y la forma en que evitaba el contacto visual sugería que no quería hablar más del tema. Era posible que, como yo con mis propios padres, estuviera distanciada de ellos.
Presentar a Harper a mi mamá y mi papá podía ser la peor o la mejor decisión que jamás había tomado. El tiemp