MELODY
No soy una mala persona.
Eso es lo que me repito una y otra vez, mirando la imagen católica que se presenta frente a mí, nunca he sido muy devota a la religión, pero ahora, precisamente en este momento en el que mi vida estaba tomando su forma y seguía con su ritmo, viene esto a destruir todo lo que había construido en tan pocos meses.
Me siento en un pozo sin fondo. En medio del mar abierto sin que nadie me ayude o sin que nadie me diga qué es lo que estoy haciendo mal. Es complicado, y hasta cierto punto asfixiante.
—Por fin te encuentro.
La voz de Roman no me ayuda en estos momentos, llevamos toda la noche aquí y quiero irme a casa, Natalia se lo busco, es ella quien trajo consigo la desgracia, una que no quiero que llegue a mis hijos.
—Necesitaba estar sola —respondo con la esperanza de que capte la indirecta.
—Y yo necesito a mi esposa —se sienta a mi lado.
—Mis hijos necesitan a su madre —refuto poniéndome de pie—. ¿Qué te dijo el doctor?
Se queda callado un par d