¿Desde el día de su boda habían hecho ese plan? Isabella tuvo que hacer de un enorme esfuerzo para no doblegarse allí mismo a llorar.
Ella se mantuvo firme, pues aún había mucho que tenía que saber.
— ¿A cambio de que aceptaste, Máximo? — Preguntó Isabella, intentando controlar el nudo en la garganta. — ¿Acaso tu padre te amenazó o…?, ¿cuál fue tu precio?
— ¿Me amenazó?, sí, supongo… — Murmuró Máximo pensativo y cabizbajo. Dándole a Isabella un soplo de alivio, sin esperar el dolor que le causaría sus siguientes palabras. — Maximiliano me amenazó con destruir las empresas que he estado creando desde hace algunos años por mi cuenta, aquí en el extranjero… Pero, también me ofreció algo…
— ¿Qué cosa?
— Mi libertad…
— ¿Tu libertad?
— Sí, mi padre me ofreció hacerse cargo de la cabeza de ambas familias y yo podría ser libre del apellido Collins y de seguir las órdenes de la familia, como heredero… — Máximo vio con dolor como se le cristalizaban los ojos a Isabella y se le dificultaba respi