Capítulo 82. Cómo loca
[CONTINUACIÓN]
—¡Mamá!
—¡Del testamento de tu padre! —explotó la mujer, llevando sus manos a su cabello, arrancando unos cuantos mechones. Estaba tan alterada y tan perdida que ni siquiera sintió dolor. A Elena aquello le puso la piel de gallina. Jamás había visto así a su madre —. Estoy segura de que tu padre me puso una trampa —divagó, dando vueltas por toda la habitación, sacando y tirando al suelo las cosas de su hijastra —. ¡En ese mismo lugar tuvo que ocultar las pruebas en mi contra! Pero no, no… no, no lo voy a dejar ganar, no ¡No! No he soportado tantos años toda esta mierda para quedarme sin nada y encima, en prisión.
—¿Prisión? ¿Por qué irías a prisión?
—Por la muerte de Sandra White… —la miró y… un sudor frío recorrió por la espalda de Elena. Rávena parecía dispersa y pérdida. Estaba irreconocible. Si tenía el aspecto de, si tenía la oportunidad, poder matar a alguien. Ella no quería convertirse en su blanco —. Tu padre tiene pruebas de que yo la maté hace dieciocho años.