[DANIEL]

Veintisiete veces la llamo y ella no contesta. El sudor helado que recorre mi espalda es incómodo. Odio sentirme impotente y no saber dónde está me hace sentir de ese modo.

La busco en casa de Difer, pero ni ella ni Dante saben nada. Dante se pone furioso porque prometí protegerla y no lo hice. Hasta yo me odio por eso.

Justo antes de salir, mi padre me llamó a su despacho y me habló sobre lo que sucedió ese día.

Dean o mejor dicho Darren, el hijo oculto de Rávena, se acercó desde un inicio a Sarah para darle información a Rávena sobre nosotros. Ella llevaba tiempo planeando esto y ahora yo había dejado a Ari sola, a su suerte.

Llegué a nuestro edificio.

Toqué la puerta de su apartamento desesperadamente. Sin embargo, la única persona que salió de ese lugar, fue Elena.

—Daniel —Sonrió de manera coqueta —. Ari no está… aunque estoy yo.

—Escucha ¿Ella no ha venido acá?

—Sí, vino. Se fue hace diez minutos —Sonrió, revolviendo un rizo de su cabello rubio —. Dijo que regresaría en