Capítulo 139. Amistades
Nos miramos por varios segundos, con los ojos rojos y llenos de lágrimas. Apenas llevábamos un par de días sin vernos, pero para nosotros eran décadas. Dante fue el primero en acortar la distancia y en volverme en un abrazo. Sorprendentemente, se acercó a Daniel y le extendió la mano.
—Gracias por la ayuda —le dijo.
Mi esposo sonrió y asintió, regresando el saludo.
Cuando Difer y yo nos abrazamos, fue imposible retener las lágrimas.
—¡Tenía miedo! —gritó, apretando sus brazos. Hice lo mismo y sollocé cual cría llorona.
—¡Yo también!
—¡Y te extrañé mucho!
—¡Yo también te extrañé mucho!
Lloramos y seguimos llorando, hasta que las hormonas se tranquilizaron.
Nunca juntes a dos embarazadas, al menos que ames el drama en tu vida.
Dante y Daniel estaban aprendiendo eso con nosotras.
No me separé de mi familia por el resto de la tarde. No quería dejarlos, no quería dejar de verlos. No quería que nada malo les pasara.
Digamos que a pesar de estar todos juntos, seguía sintiendo mucho miedo.
Al