~Alessandra~
Los chicos se tomaron muy en serio eso de protegerme, tanto que en la aldea de Luz de Luna ahora residen tres manadas: la nuestra, la de Derrik y la de los gemelos. Han transcurrido tres días desde que le perdí la pista a mi marido y me estoy impacientando, porque aquí parecen estar actualizados en información, pero son muy malos ocultándomela, ya que no saben mentir.
Ya no puedo más, porque acabaré perdiendo la cabeza. Así que he tomado una decisión, y les guste o no, la llevaré a término. Dejé a mis hijas en sus cunas junto a mis hermanos; por supuesto, la casa está hasta arriba de seguridad y las nanas están cerca. Con lo que llevo puesto, tomé una pequeña mochila con una muda de recambio, unos leggins grises y un top deportivo negro, y me hice una cola alta de caballo. Con determinación salí por la puerta trasera, cuando Austin, uno de nuestros mejores guardias, se interpuso.
—Austin, apártate de mi camino.
—Lo siento, Luna, tengo órdenes de Christian y su padre para