Capítulo 67
La música de la fiesta sonaba suave, casi apagada, como si supiera que lo importante no era el baile, sino lo que estaba a punto de ocurrir, lo había preparado por días y el reloj estaba en mi contra.
Tomé la mano de Xavier y lo conduje al centro. Mi cuerpo temblaba, no solo por el miedo, sino porque su aroma me envolvía, era a madera, a Macho, el mismo que me hizo el amor tantas veces que me hacía perder la cabeza.
Pero él ya no era el mismo. Su mirada estaba perdida, sus movimientos rígidos, Me sujetó de la cintura con brusquedad, sin ternura, como si cumplir ese baile fuera un castigo para el. No quiso mirarme, y de pronto, gruñó con desprecio en mi oidoo
—¿Cual es tu juego? Seducirme maldita prostituta, no caeré —me agarro del mentón con fuerza y me obligó a mirae a Gabriela —Ella si es una loba, tu me das asco, Te aborrezco, Mía. Ojalá te mueras.
Sus palabras fueron un puñal directo al corazón. Sabía que no era él, que era la oscuridad dominándolo, pero igual me dolió