-Edwuard, iré a mi habitación a ducharme. Por favor deja de caminar en círculos que harás un hoyo en el suelo.
La madre de Courthney salió del cuarto dejando al joven lobo dentro junto a su hija. Que aún no despertaba. Cuando decidió dejar de dar vueltas miró una vez más molesto a aquel espejo colgado en la pared.
Apenas notando como el brillo de este empezaba a desaparecer gradualmente de forma lenta. Perdiendo su único uso y función.
Pasando unos minutos Edwuard escuchó un ruido fuera de la habitación, y al abrir la puerta el raro escenario de dos espejos rotos caídos en el suelo fue lo que sus ojos vieron. Y momentos después, el espejo mágico dentro de la habitación se partió haciéndolo voltear debido al sonido que generó éste. Los pequeños y diminutos fragmentos cayeron al suelo.
Pero no se quedaron ahí, lentamente se elevaron formando una esfera de color blanco muy brillante. Que se acercaba a Courthney rápidamente. E ingresando en el pecho de la muchacha, la luz se hizo más fue