~ Siena
Bostezando, me dirijo a la puerta principal, frotándome los ojos.
Dependo de los golpes para despertarme. La dulce señora mayor que me ha estado alquilando este lugar temporalmente me trae leche todas las mañanas sin falta.
Abro un poco la puerta y miro hacia afuera para ver su sonrisa radiante y sus ojos pálidos.
Desde que llegué aquí hace más de una semana, todavía no me he instalado. No pienso quedarme mucho tiempo. No traje mucho dinero, así que en cuanto solucione ese problema, me mudaré al siguiente lugar.
El objetivo es acabar en la manada de Imogen. Allí, menos gente me reconocerá y Onyx no sospechará que elegiría esa manada, precisamente.
“Buenos días, señorita”, me saluda, entregándome la botella de leche fría, junto con una manta extra que insistió en tejer para mí.
"Buenos días Eliza, y gracias."
Me gusta esta mujer, pero me juré a mí mismo que no me encariñaría con ella. Este lugar es hermoso, rodeado de naturaleza y muy aislado. Si pudiera quedarme, lo haría...
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