POV Leah
— ¿Dónde te estás quedando? — le pregunté a Mario mientras bajábamos los escalones de la municipalidad.
Mi familia se había quedado atrás, seguramente aún debatiendo lo que acababa de suceder. No me hacía falta voltear para saber que sus cabezas estaban llenas de ideas, teorías y opiniones que no había pedido. Todos habían venido a apoyarme porque pensaban que estaba haciendo un sacrificio, casándome con un desconocido por conveniencia.
Pero ese beso…
Apreté los labios al recordar el momento en que Mario tomó mi rostro con firmeza y me besó con una intensidad que no esperaba. No fue un beso torpe ni incómodo, sino profundo y seguro. Demasiado placentero.
Incluso me atrevería a decir que algunos, como mi padre, lo encontraron demasiado incómodo de ver, porque fue él quien terminó interrumpiéndonos con un carraspeo forzado.
Mario giró el rostro para mirarme, su expresión serena, pero con una sombra de diversión en sus ojos oscuros.
— Me estoy quedando en un hotel en la Quinta A