LIAM BLAKE
—Vete a tu cuarto y déjame en paz —exigí en un susurro de advertencia. Durante la luna de miel y ahora en nuestra vida de casados, dormíamos en cuartos separados, no iba a ponerle un dedo encima ni dejar que ella se acercara a mí. Lo nuestro era meramente un negocio.
En cuanto cerró la puerta detrás de ella, mi teléfono volvió a sonar. Estaba dispuesto a contestar y blasfemar en contra de Evan cuando me di cuenta de que se trataba de Clark.
—¿Qué ocurre? —pregunté confundido. No era normal que llamara después del trabajo a menos que fuera importante.
—Señor, encontré a la señorita Idris…