HAKON
Mi lobo me ruge en la mente, llena de imágenes locas de mí, montando a Anastasia como un demente.
Yo tampoco aguanto más juegos o provocaciones, la necesito como respirar.
— Espera Ana… sshhh… te deseo loba, ahora, Ana, ¡ahora!
La detengo a duras penas y le saco mi polla enrojecida por todo su delicioso abuso, llena de saliva, marcas de dientes y presemen.
Su boca exhala aire caliente, agitada y sus feromonas lujuriosas invaden mis sentidos.
Ella me mira seductora desde abajo, provocándome, mientras se lame los labios hinchados, resbalosos y se limpia la barbilla.
— Ven – la ayudo a levantarse de suelo y la llevo de la mano a la estela de piel.
Me siento sobre la estela y abro las piernas, flexionándolas, levantando mi orgullosa verga que ya está que se viene sola.
— Siéntate sobre mí y cabálgame como lo hacías sobre el lomo de Lorcan ¿no era esto lo que deseabas mientras te restregabas contra él? – la veo pasar saliva y mirarme la polla sin responder.
Ni falta que ha