RAVEN
El hombre solo gemía del dolor, hecho una piltrafa en el suelo.
— ¡Como te vuelvas a acercar siquiera a un metro de mi mujer, no será una paliza solamente!, ¡te voy a destrozar desgraciado! ¡Esta hembra es MÍA! - ¡Bam! Palabras y patadas
— ¡Y como le digas algo a tu padre que pueda traer problemas entre las manadas, no me va a importar ir a incendiar tu casa y arrancarte la cabeza!
— ¡Hoy te salvas por ella, porque no quiero que me vea asesinándote a sangre fría, pero la vuelves a codiciar y hasta ahí llegaste!
— ¡Aaahhh! – le estampó la bota en la misma cara
— ¡Cedrick, ya basta! – lo tomo del rostro y lo hago mirarme.
No soporto más esta carnicería.
Sus ojos salvajes y rojos me dicen que Eamon está sin control.
— ¡Ya basta lobo, todo está bien! – lo miro de frente y él me devora, baja su cabeza y me huele como adicto, lo siento gruñir contra mi cuello.
“Raven, eres mía, ¡mía!”, su voz lobuna se escucha en mi cabeza, necesitada y hambrienta.
— Lo soy, soy tuya, ya basta Eamon