Capítulo 11: El parece odiarme.
La respiración de esa hembra se quebró. Sus labios se apretaron con fuerza, conteniendo un sollozo.
En su interior, Syla, su loba, murmuraba con urgencia:
«No lo sabe todo… No digas nada, Ayseli. Si descubre que son hembras, las matará, recuerda la visión…»
Las pestañas de esa hembra temblaron, pero guardó silencio.
Raymond la observó un instante, sus ojos verdes brillando con arrogancia, como si pudiera leer sus pensamientos.
Luego él soltó una carcajada suave.
—Mírate —dijo ese macho con voz grave—. Temblando como una cría mojada. Ni siquiera puedes responderme.
—¡Prefiero morir que ser tuya! —recalcó Ayseli con frialdad, aunque en ese maldito momento, unas lágrimas rebeldes resbalaron por sus pálidas mejillas.
Ese macho se inclinó más, hasta que su sombra la cubrió por completo y su boca quedó a un suspiro de su oído.
—No digas tonterías… —susurró ese Alfa con arrogancia—. Desgraciadamente ya eres mía. Lo quieras o no, Luna Ayseli. Al menos, hasta que paras a mis cachorro