CAPÍTULO 12
Matthew se acercó al estudio con pasos pesados y cansados. Susana lo había detenido minutos antes, advirtiéndole sobre la reunión del consejo.
—Los ancianos tienen varias exigencias para usted. —Su tono era de preocupación—. Dicen que han sentido la presencia de la loba blanca.
Matthew se detuvo en seco.
La mención de aquella criatura lo irritó profundamente. Siempre había considerado esa historia como una farsa, una vieja leyenda que los lobos contaban para mantener viva la esperanza de algo que no existía.
Pero los ancianos se lo tomaban en serio.
Empujó las puertas del estudio y saludó frío.
El ambiente estaba cargado de tensión.
Los ancianos lo esperaban algo emocionados mientras hablaban sobre su descubrimiento.
Matthew se sirvió una copa de coñac
—¿Que está pasando? —preguntó con frialdad—. Espero que sea importante. Deseo descansar después del celo.
Uno de los ancianos, Aurelio, se acercó.
—La vimos.
Matthew rodó los ojos y los puso en blanco con fastidio.
—No me di