El convoy avanzó durante tres días completos por caminos que se volvían más áridos con cada kilómetro. El norte quedó atrás, transformándose gradualmente en llanuras secas donde el frío del hielo daba paso al calor del desierto del sur. Las montañas nevadas fueron reemplazadas por formaciones rocosas rojas, y el silencio blanco del invierno cedió ante el rugido constante del viento caliente.

El primer día transcurrió en tensión silenciosa. Todos procesaban lo sucedido en el territorio del norte. El encuentro con Muerte había dejado una marca invisible pero pesada en cada uno de ellos. Las criaturas seguían apareciendo entre las sombras del camino, siempre a la distancia, siempre observando, pero nunca atacando. Era como si esperaran el momento perfecto.

Lyra apenas dormía. Cada vez que cerraba los ojos, veía esos ojos completamente negros mirándola. "Nos volveremos a ver, loba de la medianoche." Las palabras resonaban en su cabeza como una sentencia.

Kariane y Teo viajaban en su propi