Capítulo 70. Ella ya era mía.
Dominic
Estaba ansioso por terminar las conversaciones con toda esa gente e irme a reunir con Trina. Los minutos me parecieron eternos, hasta que por fin pude dejar a todos atrás y dirigirme a buscar a la mujer que me había robado la paz.
Mi cuerpo aún ardía con la adrenalina cuando llegué a su puerta. Los guardias se apartaron de inmediato cuando me vieron.
—¡Retírense! —ordené.
Empujé la puerta con un movimiento seco.
Trina estaba junto a la ventana, descalza, con una camisa cubriéndole el cuerpo. Se giró cuando entré, sus ojos verdes afilados como cuchillas.
—¿Viniste a continuar lo que empezaste? —preguntó con voz calmada, pero desafiante.
Cerré la puerta con el talón, quitándome la chaqueta mientras avanzaba hacia ella.
—No —gruñí—. Vine a recordarte por qué no debes desafiarme.
Ella inclinó la cabeza, cruzándose de brazos. Caminé hacia ella y la agarré de la cintura.
—¿De quién carajos es esa camisa? —espeté con furia.
Ella se encogió de hombros y me miró con indiferencia.
—¿Q