POV Alexandros.

Pero entonces entrecerré los ojos. Había algo en su tono. Algo sutil. Nikos ya no hablaba de Maite con desprecio. Al contrario, parecía que la estaba protegiendo. Y eso, lejos de incomodarme, me trajo un poco de paz.

Tal vez… por fin tenía a alguien más en quien confiar. Alguien que al fin no estaba viendo a Maite como un error, sino como lo que es: mi mujer.

—Haz correr la voz —le ordené, escuchando mis propios latidos—. Que Helena no cuenta con mi respaldo económico. Que su padre lleva años sin mover un solo puto centavo por ella. Quiero que todos lo sepan. Así no podrá tentar a nadie con cheques sin fondos.

Nikos asintió.

Sabía perfectamente que si no fuera por el acuerdo de paz entre clanes, Nikos jamás habría tratado a Maite con hostilidad. Debido a que a Helena nunca la soportó. Siempre la despreció por su arrogancia, y por ese aire de reina sin corona.

Y ahora, verla perder poder mientras Maite se alzaba sin pedir nada, debía ser un espectáculo que le resultaba