SIGUE NARRADOR
Mientras tanto Mijaíl y los trillizos disfrutaban de la playa, de la arena, del sol, del mar y de todas las delicias brasileñas pagadas por el Don Lucca de la Rúa. A veces iban en el yate. Mijaíl y Lucca se daban sus escapaditas a espaldas de los trillizos para hacer sus cositas deliciosas. Los trillizos ignoraban esa relación lujuriosa entre el mafioso y su esposo, estaban creídos que eran solamente amigos muy cercanos.
El italiano les costeaba absolutamente todo a sus invitados especiales. Una noche justamente la anterior antes de regresar a su país de residencia, los invitó a un club famoso para bailar. Cuando llegaron fueron admirados por los que estaban ahí, los escaneaban totalmente, algunos murmuraban.
—Ese hombre es muy grande y guapo. Debe de ser un toro en la cama.
—Ese otro se me hace conocido, mmmm. Ah ya me acuerdo es un mafioso muy peligroso, eso vi en las noticias cuando estuve de vacaciones en Italia.
—Esos tres parece que fueran hermanos, se parecen ent