CAPÍTULO 23. EXPLOTACIÓN LABORAL
Mamá me llamó que se me haría tarde, yo como pude entré a la ducha, me puse agua fría y caliente en la rodilla, me vestí rápido y bajé a la mesa, ella estaba ocupada hablando por teléfono y no notó mi problema, me senté a la mesa a desayunar, ella salió a prisa y apenas y se despidió. Inmediatamente le tomé una fotografía a mi rodilla y se la envié a Joel.
—Debemos ir al médico, —escribió.
—No quiero ir, solo necesito algo que me ayude a desinflamar, en un par de días ya habrá pasado —Respondí.
—Esto es algo delicado Alexa, házme caso.
—Cuando vengas a recogerme hablamos.
Apenas y terminaba de desayunar cuando llegó, con dificultad logré llegar a la puerta para abrirle.
—¡Vaya, qué rapidez! —exclamé.
—Cuando se trata de ti, siempre es así.
—Gracias por estar pendiente siempre.
—A ver, déjame revisar esa rodilla, —Le mostré y su cara de terror fue evidente.
—Alexa, eso se ve muy feo, debes ir a un doctor.
—No quiero faltar a clases.
—¿Y entonces?
—Cuando terminen voy.
—¿Segura?
—Si, to