Despierto dolorido y con una sensación de ganador en mis huesos prácticamente rotos a causa de la batalla campal que tuve con cierta morena preciosa de la cual no se su nombre. Giro y tropiezo con su cuerpo que descansa relajado y extasiado entre las sabanas ¡la hicimos buena! ¿Eh, amigo mío? Busco mi teléfono que marca las cuatro y treinta ¡Dios! No he dormido nada, con razón el dolor corporal.
Se gira y at