Capítulo 22. Explicaciones y Percepciones.

Una vez en la casa, al entrar al parqueadero subterráneo me giré deteniendo el vehículo.

— ¿Si creen que se salvaron de darme las explicaciones pertinentes? Se equivocan, hoy hablamos ¡y en mi estudio! porque no me interesa ser un chismoso - mis hermanos asintieron pero, la ojiceleste odiosa no; por supuesto ella se cruzó de brazos — ¿Podrían bajar y dejarme un minuto a solas con esta fiera por favor? - asintieron y bajarron.

Al escuchar el sonido de la puerta separé el asiento y tinté un poco más los vidrios. tiré de su brazo y la senté nuevamente a horcajadas, el vestido subió hasta la cintura y yo de manera sádica no le permití juntar su centro con mi hombría, se quejó y lloriqueó malcriada tratando de tocarme y tampoco se lo permití, entre pucheros y lloriqueos la besé y saboreé su deliciosa boquita, peque&
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