Con la respiración agitada, ambos se recomponían.
Dominic, necesitado de verse libre de sus "ataduras" resopló:
-Ne...nene, de...desátame las...ma...manos-
-Es...espera que...pueda ponerme...de...de pie, dame unos...mi... minutitos y... estaré encantado de...soltarte- jadeó Joel.
Aún podía notar el pene de su esposo dentro de él y latiendo.
Joel rió contra el pecho sudado y firme del moreno y una idea se le pasó por la cabeza.
Abriendo la boca, sacó la lengua y comenzó a pasearla por el torso del hombre.
Éste lanzó un gruñido de placer.
-Neneee, desátame las manosss-
Joel no hizo caso y siguió lamiendo el pecho de su esposo.
Su lengua llegó a uno de sus pezones para, travieso, torturarlo tanto con los dientes como con los labios.
Dominic empezaba a sufrir descarga tras descarga que le recorrían, el cuerpo, de los pies a la cabeza.
-Neneee- volvió a gruñir.
Joel dejó olvidado el pezón de su es