Jefe y asistente.
Inhalando y exhalando hondo, se sirvió un vaso con whiskey. Era el tercero en lo que iba desde que llegó a la empresa, hacía casi dos horas.
—Dices que es lo correcto, ¿y qué es lo correcto para ti, Johari? ¿No darme una explicación? ¿Tu renuncia? —cuestionó y bebió de un solo sorbo el licor.
—Usted no está pensando con claridad ahora mismo, señor. Tal vez lo mejor sea que…
—Oh, no. Tú no te irás de aquí —ordenó, girando sobre sí y mirando fijamente el perfil izquierdo de su asistente—. Quiero que hablemos de todo esto. Quiero que me expliques con lujos de detalles todo lo que has estado haciendo y por qué. Quiero entender tus motivos. Quiero que me lo digas ahora. —La vio respirar profundamente para luego ponerse de pie y mirarlo directamente a los ojos.
Quedó petrificado en el lugar mientras ella avanzaba hacia él hasta quedar a solo unos escasos centímetros de distancia.
Y, de pronto, tuvo un dedo delante de su cara y unos ojos marrón oscuros destilando demasiadas emociones a