Nueva York, Brooklyn, marzo 2022.
Vivian
Con la tarjeta en mano, arrastré mi desvergonzado trasero hasta la cafetería de Cass.
Elle me había dicho que no podría pasar por Jack con Cass, tenía algo urgente que arreglar.
Entré al lugar, la combinación entre lo vintage y la vegetación era algo caótica, pero a la vez ese caos se convertía en algo lindo, por ejemplo, había helechos en las mesas y flores en el techo, diminutas esculturas escondidas entre aquellos matorrales, fuera del baño de las mujeres había un espejo ovalado con luces rojas que decían MAMACITA, al otro extremo, en un rincón cerca de los ventanales, había cuadros y retratos desperdigados por el suelo y la pared, como una especie de pequeña galería.
En otra de las paredes, en la que estaba repleta de pequeñas flores y plantas falsas, había un letrero de luz en el que se leía “Aventura siempre, pero el café primero, AMELIA”
El sonido de los cubiertos y las maquinas no fueron lo primero que capté, sino el exquisito aroma de