Laura golpea la puerta y pasa, Moira y Angélica dejan de hablar entre sí para saludarla.
-¿Quién iba a decir que las vería conversando tranquilas y sonrientes?, cuando yo era chica no entendía lo que les pasaba, no entendía el odio con el que se miraban, pero ahora está clarísimo
-Nunca hubo odio- exclamó Angélica
Laura caminó hacia la carpeta, conociendo por fecha las cartas buscó una y la leyó en voz alta