VICTORIA
Ahora más que nunca entiendo a Harry; la idea de ver a la persona que amas sufrir por algo que no está en tus manos detener es lo más desgarrador de este mundo, No puedo simplemente decirle: cariño, tengo una leucemia extraña, que deben tratar con quimioterapias; de lo contrario moriré, solo eso, no puedes hacerlo, no puedo hacerlo, estoy aquí hace horas llorando como niña pequeña, alejada del mundo, solo dije que tenía jaqueca, debería levantarme, lavarme la cara y hacer como si nada, pero no puedo. De pronto siento el ruido de la puerta; alguien toca.
—Cariño, debes comer algo, no has comido nada en todo el día —es la nana.
—Tienes razón, se pasó por alto. ¿Puedes creerlo?
—Te prepararé un festín, andas muy delgada. Si sigues así, vas a parecer una pita con nudo.
Yo solo sonreí y no dije nada más. Cuando quiero bajar de la cama, todo me da vueltas y siento una pesadez en el cuerpo. Si otro fuera el momento, estoy segura de que estaría en un hospital, siendo atendida y de su