VICTORIA
Cuando despierto, siento como si algo me impidiera moverme y fuerte dolor de cabeza en forma de punzada me ataca, cuando veo a mi alrededor me doy cuenta de que no es mi recámara ¿Entonces? Pero mi duda se esfuma cuando a mi lado y con el dorso desnudo está un cuerpo de hombre, me tapo la boca producto de la sorpresa y angustia, ¡No puede ser cierto! Grito para mis adentros, retrocedo presa del pánico y sin darme cuenta caigo de bruces al suelo y hago que se despierte.
—Victoria, ¿Qué sucede? — Abre los ojos como platos y corre a ayudarme, pero no se lo permito, no puedo dejar que me toque, mis ojos se llenan de lágrimas y empiezo a golpearme la cabeza y jalarme los cabellos, esto no puede estar pasando.
—¡No puede ser cierto, tú y yo no puede ser cierto!
—Cálmate, por favor, no te hagas daño.
—¡No me toques, te dije! — Y mi mano se estampa contra su rostro, él me mira con enojo, pero es un sinvergüenza, como se atreve a mirarme de esa forma.
—No tienes por qué golpearme, cua