60. YA ES MÍO
RIVEN
Si no hubiera sido más importante observar las reacciones de Margareth hacia su ex prometido, mi hermanito estaría en problemas debido al tono en que se atrevió a hablarme.
Mi hermano siempre tuvo talento para irritarme, pero hoy... hoy tuvo suerte.
La respuesta verbal —y física— de Margareth fue más que satisfactoria.
Cuando le dije que de las necesidades de mi prometida me encargaba yo, la expresión de Liam cambió de una manera tan extraña que me provocó una idea ridícula:
demasiado énfasis en la reputación de una dama para un hombre que pocas veces se ha preocupado por eso.
Pero este no era el momento de comprobar mi teoría.
Mañana.
Mañana tendré tiempo para observarlo mejor.
La voz de Margareth rozó mi oído con delicadeza y reforzó ante todos aquella imagen de cercanía que parecía tener alarmado a mi hermano.
—Te veré en un rato en tu cuarto.
No dijo más, pero era todo lo que yo necesitaba oir.
Así que cuando la conversación con mi hermano y la elfa terminó, ya sabía cuál se