Nikolai marca el número del detective y espera a que conteste. Cuando lo hace, le pide que pase a la sala donde está Ángela, ya lista para salir hacia la casa del abuelo.
— Pase al detective —dice Nikolai.
El detective entra en la sala, su rostro serio y atento.
— Buenos días, Nikolai. ¿En qué puedo ayudarte? —pregunta.
Nikolai se sienta en el sofá, junto a Ángela.
— Tengo una noticia —dice—. Ayer, Ángela habló con Mariana en la cárcel.
El detective se sienta en una silla frente a ellos, su expresión intrigada.
— ¿Sí? ¿Qué dijo Mariana? —pregunta.
Ángela se inclina hacia adelante, su voz llena de emoción.
— Me dijo que los padres de James estaban involucrados en mi secuestro... y en el plan para matarme —dice, su voz temblando.
El detective asiente, su rostro sin expresión.
— Gracias por la información, Ángela. Pero ya sabía eso —dice.
Nikolai se sorprende.
— ¿Por qué no nos lo dijiste? —pregunta.
El detective se reclina en su silla.
— Era información confidencial. Pero era obvio que