Capítulo 26

Aquella tarde, Freya salió de su habitación y se encaminó hacia la cocina. Al abrir la nevera, sus ojos se encontraron con una tentadora jarra de jugo de frutos rojos, su bebida favorita. Incapaz de resistirse, tomó un vaso y lo llenó, llevándoselo a la boca para disfrutar de cada sorbo del delicioso néctar. Después de saborear el refrescante jugo, decidió dirigirse hacia su despacho.

Tiempo después, Freya inmersa en sus asuntos, sintió como la puerta se abrió de repente, sin previo aviso.

—Hola, Freya —dijo Eris mientras se dirigía hacia la silla frente al escritorio de Freya con una sonrisa en el rostro y se sentaba.

Freya, que estaba concentrada en unos papeles, levantó la cabeza al escuchar esa voz. Entrecerró los ojos y sin expresión respondió.

—Eris, ¿qué haces aquí? Tú tienes prohibido entrar en esta manada.

—Déjame informarte, Freya. Crono me permitió regresar a esta mansión. Recuerda lo que te dije, no eras nadie aquí. Cuando regresara el verdadero amor del alfa, pasarías a s
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