Ilán me tomó la mano y me sonrió, luego la besó con devoción antes de volver a mirar a Amaya que cambió de inmediato su expresión de odio en una de inocencia.
—Bueno, madre, re...sulta que Ivory tiene... su, su... su propia casa —balbuceó Ilán intencionadamente, reacio a revelar su progreso—. Hemos esta...do hablando y, y, y considerando que tú necesitas estar en un am...biente tranquilo, hemos decid...do que... nos mudaremos allí. Amaya no podía permitir que eso sucediera; tenía que convencernos de su supuesta amnesia para que asumiéramos las deudas que había acumulado por el juego y nos hiciéramos cargo del pago de la hipoteca del banco. Observé a Ilán, quien miraba a su madre expectante, aguardando una respuesta que resultó ser completamente inesperada. De repente, Amaya empezó a llorar desconsola