11. DECISIÓN TOMADA
La empatía que sentía por Ilán se intensificó al comprender la magnitud de su lucha diaria. Me había comprometido a casarme con él solo para no ser derrotada y expulsada de la iglesia sin tomar en cuenta su situación. Había sido egoísta al exponerlo a todo esto por mi orgullo. A partir de ese momento, supe que jamás lo abandonaría, sin importar lo que sucediera, si él estaba decidido a hacer lo mismo.
—Perdón, Ilán, no debí hacerte esto. Tú necesitas cuidados especiales y yo… yo…, en mi tonta furia al ver lo que me hizo tu mamá, te utilicé. Perdóname, por favor —dije, con lágrimas en los ojos.
Ilán se apoderó de una de mis manos mientras negaba con la cabeza y, con gran esfuerzo, levantó su otra mano temblorosa para alzar mi barbilla.
—Gra..., gracias, por hacer eso. Gracias por esto. Yo... yo nunca esperé... esperé tener una esposa como tú... no... no me dejes, por favor... —suplicó, con miedo en su mirada—. ¿Te quedarás conmigo, Ivory?
Lo miré, realmente lo miré; a pesar de que er