100. UN NUEVO AMANECER
Contemplaba a Ivory en silencio, debatiéndome en una tormenta de pensamientos y emociones. ¿Era realmente justo mantenerla a mi lado? Había tomado una decisión firme, casi inquebrantable: sacaría a la luz todos los crímenes perpetrados por mi madre, Amaya, sin importar las consecuencias que esto pudiera acarrear. Estaba decidido a hacer todo lo posible por reparar el daño causado a las familias de las jóvenes raptadas, utilizando para ello toda mi fortuna si fuese necesario.
La lista de víctimas era extensa, un legado oscuro que mi madre había ido tejiendo con meticulosidad a lo largo de los años, engañando a jóvenes inocentes de las provincias y a sus familias con falsas promesas de matrimonios que jamás se materializarían. Sin embargo, para que mi plan se llevara a cabo con justicia, era imprescindible que mi madre recobrara la conciencia y enfrenta