Para la fiesta, me puse un vestido largo color miel, con dos cintas que cubrían mis pechos, atadas las dos cintas a mi cuello, zapatos de tacón alto, con el pelo recogido hacia un lado, pintándome la cara con colores no muy llamativos. Me marche de mi dormitorio, baje las escaleras, viendo a mi marido conun traje de color azul oscuro, brillandoles sus preciosos ojos verdes cuando nos miramos fijamente
— Estás deslumbrante, lastima que no te pueda quitar el vestido ahora mismo, te amo ¿lo sabes, no? — me dijo acercando sus labios a los míos
— Gracias eres muy amable, pero tu estás estupendo, creo que me voy a poner celosa si alguna mujer se acerca a ti — le dije, mientras mi esposo me tenía pegada a su cuerpo rodeándome la cintura con sus brazos
— Alexandra, quiero que regreses a casa entera, ten cuidado con ese cretino, por favor — me dijo
— Sabes que solo soy tuya, haré todo lo que me pidas, ¿es lo que hace una sumisa, no? — le pregunté riendo los dos
Nos marchamos de nuestra casa,