Caterina abre los ojos, impresionada al escuchar a Gianluca, y un frío intenso se instala en su cuerpo; el miedo, el terror, ella sabe lo que va a suceder si vuelve con él, con su verdugo.

            La enfermera entra corriendo a la habitación, con las mejillas sonrosadas  y se detiene en medio de Gianluca y Paolo, su  hombre de confianza en Italia, a la pobre se le dificulta respirar y de inmediato se siente abochornada en medio de tres hombres, grandes, masculino y al parecer muy poderosos. Su mirada se posa en el hombre con el cuerpo lleno de tatuajes y unos ojos grises de gato que la dejan sin aliento, pero de inmediato, se fija en el hombre de ojos glaciales y cabello negro, con un increíble cuerpo que ha estado acompañando a  la señora Ruggieri durante las horas que lleva internada en la clí