**Phoenix pasó el día con su bebé, disfrutando cada momento precioso junto a él.** Lo amamantó con ternura, sintiendo la profunda conexión que los unía, y luego lo meció suavemente, inhalando el dulce aroma de su piel suave. Con movimientos delicados, lo balanceó en sus brazos y comenzó a tararear la vieja canción que su madre le había enseñado mientras lo bañaba con agua tibia:
♪ *Y cuando el alba despierta, y el día va a surgir,*
*continúo mi plegaria, sin nunca desistir.*
*Pues sé que muy pronto, mi lobo vendrá,*
*para bailar juntos, bajo este brillar de luna♪*
El bebé abrió los ojos y la miró, y Phoenix se perdió en ese tono dorado que la transportó a otro momento...
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**Ulrich caminaba junto a Phoenix por los pasillos,** sus presencias imponentes atrayendo la atención de cada sirviente que pasaba. Las cabezas se inclinaban en señal de respeto, y el silencio era absoluto, interrumpido solo por el eco de los pasos firmes del Rey Alfa. Cuando finalmente llegaron a la