Nathan King era, como su nombre lo indicaba, el rey absoluto de aquella ciudad, y no necesitaba un título para eso, porque su dinero le abría todas las puertas. Pero su dinero también era una desventaja, porque todas las mujeres que se acercaban a él y a su hija solo lo hacían por interés. Por eso, cuando supo que una chica había salvado a su hija de ser atropellada y no había aceptado la recompensa, había decidido que era la indicada para cuidar de ella. Sus planes eran simples, recompensar a la mujer que había salvado a Sophia, casarse con ella y convertirla en un activo permanente a su servicio; sin embargo una serie de intrigas y malentendidos lo harán enfrentarse y enamorarse... ¡de la novia equivocada! SERIE AMORES EQUIVOCADOS. Aquí encontrarás 4 novelas: 1. La novia equivocada. 2. Juegos de seducción. 3. Corazones atados. 4 Atracción peligrosa
Leer másExtraNATHAN Y MELISeis meses después.—¿Sabes qué, Miss Tropiezo? Creo que los hicimos muy bien —sonrió Nathan viendo desde la puerta cómo Sophia ayudaba a su hermana con el peinado y el maquillaje.—Claro que los hicimos bien —sonrió Meli—. Criamos a unos buenos hijos que han sabido conquistar el amor, los negocios y la felicidad.Se miraron por un segundo y Nathan apretó los labios.—Los tres están locos...—Ya séeeeeee, pero son buenos —se carcajeó Meli—. No me puedes negar que te has divertido en el camino, señor ogruto.Nathan la abrazó con fuerza y dejó un beso sobre su cabello.—Te amo. Me has dado los mejores hijos, los mejores momentos, la vida más feliz que un hombre podría soñar. Te adoro —dijo mientras la estrechaba con fuerza—. Ven, tengo un regalo para ti.La arrastró en medio de aquella turba de gente que había venido a la boda hasta llegar a su cabaña, y la encerró en su habitación. Puso delante de ella una hermosa caja de regalos y Meli sintió que le sudaban las man
—¡Lo mato, es que yo lo mato...! ¡Y luego lo entierro debajo de la jaula! —exclamó Nahia con el corazón acelerado. Nahia salió de las sombras hacia la noche, y la luna llena brillaba lo suficiente como para iluminar el pequeño sendero que atravesaba el patio trasero de la casa de Aaron. Esa noche había acudido a una cita muy especial al que Aaron la había invitado y esperaba ceña y velas, ¡no hombres medio encuerados y una jaula de pelea clandestina! El lugar parecía envuelto en un extraño aire de excitación y expectación. En el centro del patio había luces, gradas, consolas de audio, una enorme pantalla y una jaula. Nahia pudo ver a unas cuantas personas arremolinadas alrededor, con los rostros iluminados por una excitación febril. A un lado habían levantado un bar y un puñado de hombres estaban reunidos en torno a él, hablando y riendo. Más atrás, cerca de la casa, un grupo de mujeres se afanaba en sus propios preparativos. La abuela Katerina estaba en el centro, con rostro severo
—Te vas a tener que casar conmigo otra vez... —Aquellas palabras salieron como un murmullo de los labios de Aaron y Nahia lo miró con ojos muy abiertos mientras él intentaba sonreír—. No puedes ir cortándome trozos sin asumir las consecuencias, señorita.Nahia apretó los labios y trató de no sonreír.—No te cortaron otro trozo, te cortaron el otro brazo —intentó asustarlo ella.—¡Ah! Pues con más razón, ¿quién me le va a hacer ahora un cariñito a la...?—¡Aaron! —exclamó Nahia y él abrió los ojos, pero no se miró ninguno de los dos brazos, solo la miró a ella.—¿Estás bien?—Mejor que tú, eso es seguro —murmuró Nahia con angustia—. Nos diste un susto horrible.—Tú me diste un susto horrible —replicó él mientras su rostro se llenaba de preocupación—. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? Creo que te agarré muy fuerte cuando te saqué del auto...Nahia negó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.—¡Robocop, tú eres el que acaba de salir de un quirófano! ¿Cómo se te ocurrió hacer eso? ¡Cas
Aaron se quedó mucho con aquella noticia, hasta que cayó sentado en una silla de la sala de espera del hospital.—¡Es adoptada! ¿¡Ustedes lo sabían!?—Sí, ¿por qué?—¡Porque no me lo dijeron! —exclamó él.—Creímos que lo sabías.Aaron miró a su madre anonadado.Julie era adoptada. No era que eso significara nada para él. Con que Nahia fuera feliz le bastaba, pero ahora entendía todo el asunto del divorcio y además sabía que no había habido otro hombre en su vida.—¿Entonces no hubo nadie más? —le preguntó a su madre con los ojos brillantes.—¡Te merecías que hubiera tenido diez...! —lo regañó Nina—. Pero no, no hubo nadie más.Aaron casi hizo un bailecito de la victoria, pero se contuvo. Entró de nuevo a quedarse con Kyle y tal como había prometido, apenas Nahia durmió a la bebé se fue al hospital a verlos.La familia se fue a descansar mientras ellos se quedaban cuidando al niño, pero Aaron no estaba preparado para un postoperatorio y a Nahia se le encogía el corazón al verlo sufrir.
—¡Creí que no querías que nadie se enterara!Nahia se dio la vuelta para enfrentar a Aaron mientras los dos luchaban por camuflarse detrás de uno de los setos del jardín para que nadie los viera.—¡Y no quería! ¡Pero es que no le has dicho a nadie que estás de reposo! ¿Por qué no traes puesto el cabestrillo?—Bueno es que...—¡Es que nada! Luego una muerta de la preocupación y tú bien feliz.—¿Te preocuparías por mí?Nahia le dirigió una mirada asesina, pero apenas se dio la vuelta para marcharse cuando Aaron tiró de ella y sus labios se encontraron con un beso lleno de resistencia y de deseo, aunque Aaron sabía que solo se salvaba porque ella no tenía ningún sartén a mano.—¿De verdad creerán que uno no se da cuenta? —murmuró Nina muerta de risa.—¡Si es que se le ven los pies por debajo del seto! —exclamó Meli—. Bueno los de Nahia menos... ¿Se le trepó o qué?—¿¡Quién se le trepó a quién!? ¡Meli, la escopeta! —gruñó Nathan cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, pero antes de
Aaron ni siquiera los contó. Soportó estoicamente hasta el último sartenazo porque sabía que se lo merecía y porque ella necesitaba desahogarse. En algún punto aquella madurez tenía que romperse para dar paso a una avalancha de emociones que no era sano contener.—¡Te amo! —exclamó él mientras se encogía al sentir el golpe sobre su hombro bueno.—¡Dímelo otra vez, idiota y te aseguro que te reacomodo todas las neuronas chuecas esas que tienes, cabrón! —rugió ella alcanzando a pegarle en la cadera—. ¿¡Cómo pudiste dejarme!? ¡Me dijiste cosas horribles cuando yo solo estaba tratando de salvar tu vida!Aaron no intentó defenderse. Ella seguía golpeándolo con el sartén mientras exigía respuestas imposibles de ofrecer, pero cada vez golpeaba más suave y lloraba más fuerte. Aaron se quedó en silencio, sabiendo que no tenía explicación para su comportamiento. Aquello era más grande de lo que habían sido capaces de manejar y él no había actuado de la mejor manera. El sartén cayó al suelo co
Nahia cerró los ojos cuando sintió la boca de Aaron sobre la suya, era como si su presencia se intensificara en medio de la noche. Sus labios eran suaves y cálidos, y una sensación de fuego recorrió todo su cuerpo. Ella estaba perdida en aquel momento, desconectada de la realidad. Su boca estaba llena del sabor dulce y aterciopelado que emanaba de la lengua de Aaron. Gimió cuando sintió sus manos explorando su cuerpo con ternura, acariciándola por encima de la tela fina del camisón de dormir, hasta que esos dedos inquisitivos descubrieron los lugares más oscuros e íntimos de ambos. —¡Espera... Aaron...! —intentó murmurar porque dejarse llevar por él era demasiado fácil, pero todavía sentía que debía ser cuidadosa. Aaron se detuvo un instante. Estaban cara a cara y Nahia miraba a Aaron con una mezcla de deseo y miedo que él comprendió perfectamente. —La primera vez fue un impulso —murmuró—. Una segunda vez sería una decisión. La tercera y la cuarta un patrón y todas las demás una op
—¿Ya está?—Todavía, casi casi —murmuró Aaron mientras la familia entera se preparaba.Eran las dos de la madrugada y debía faltar muy poco para que pudieran entrar en acción. Él y su abuela se turnaban detrás de la mirilla del rifle esperando el momento justo, y apenas vio a Nahia sentarse en el borde de la cama, supo que era el momento.—¡Ya está, vamos! —exclamó y el clan Orlenko se lanzó como una tromba hacia la calle.Nahia se había despertado sobresaltada, con el sonido del llanto de la bebé. La acunó bajó a preparar su biberón, pero apenas se lo había empezado a dar a Julie cuando en la oscuridad de la noche escuchó un canto que flotaba a través de la ventana abierta.Al principio Nahia estaba confusa, era demasiado raro como para tratarse de un sueño, pero cuando la canción empezó a escucharse mejor, Nahia se dio cuenta de que venía de fuera de su casa y de que conocía aquellas voces reunidas en la oscuridad.Tembló mientras se dirigía a la ventana, y por un momento se detuvo,