Capítulo 11

Caminando de regreso hacia la cama al finalizar la llamada, el toma asiento en el borde de la misma, cerca de Julie. La ve dormir por unos segundos y sonríe mientras le acaricia la mejilla con la yema de los dedos.

«¿Aceptarías verme otra vez, Bellissima?»

Suspirando, Marcos se da cuenta, que desde el momento en que fue en su búsqueda a la casa de hospedaje y durante todo el día que pasaron juntos, nadie más a existido para él. Todos sus problemas se fueron al vacío, estar con Julie, le hizo olvidar su miserable compromiso, su miserable vida en soledad.

Ella comienza a removerse bajo su toque y sonríe al sentir como Marcos besa su cuello y le acaricia la parte baja de la espalda.

—Hola… —Susurra soñolienta.

—Hola, Bellissima. —El aspira el perfume de su cuerpo.

La fragancia de jabón y del aceite aromático. Huele tan divino, huele a él.

Y eso le encanta, porque le hace sentir que son uno solo.

—¿Qué hora es?

—La hora de irnos… —El susurra contra sus labios.

Cuando Marcos alza la mirada
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