Mundo ficciónIniciar sesiónKhaled sostenía el libro como evidencia en juicio, sus dedos blancos de la presión. Los poemas marcados, la nota con su caligrafía perfecta, todo pintaba imagen que Mariana podía ver formándose en su mente.
—No es lo que piensas —comenzó ella.
—¿No? —la voz de Khaled era peligrosamente calmada—. Porque lo que pienso es que príncipe extranjero te está enviando poesía de amor. Y que la estabas leyendo en habitación donde dormiste sola por primera vez en nuestro matrimonio.
—Llegó esta mañana. No lo pedí.
—Pero lo abriste. Lo leíste. Y por las marcas en las páginas, lo leíste más de una v







