Miro los ojos llorosos de Damián mientras no puedo parar de llorar. —Yo también te amo, Damián, te amo con toda mi alma —le dije casi sin poder respirar. Damián besa mis labios con intensidad, amor y necesidad; yo lo secundó y siento que mis piernas tiemblan y mi corazón rebosa de felicidad. Nos separamos sin aliento y junto su frente con la mía mientras su nariz roza la mía.
—Por favor, no me pidas que te deje sola —susurró.
—Tienes que poner a nuestra hija a salvo... —En cuanto esas palabras salen de mi boca, Damián levanta la cabeza y me mira—. ¿Nuestra hija? —preguntó. Asentí simplemente y Damián sonrió—. Sí, es nuestra hija... Tomé sus manos y lo miré fijamente.
—Sigamos el plan, y yo te juro que voy a estar bien. Damián asiente, aunque no parece convencido. —Y yo te juro que si te hace algo ese bastardo, regresaré a matarlo —afirmó con determinación. No pude evitar sonreír.
—¿Qué es lo que escucho? ¿El hombre más correcto hablando como todo un criminal? —pregunté con ironía.
—Lo