-Marian, dice Omar que de ahora en adelante cualquier cosa que necesites, la señorita Gretta atenderá tus demandas, dijo Naty a Marian cuando entró a su oficina.
-Perfecto, no hay ningún problema Naty, muchas gracias.
-Disculpa que te pregunte, sé que es tu vida privada, ¿pero ha pasado algo entre Omar y tú?
-No, no, para nada Naty, todo está bien entre Omar y yo, ¿porqué lo preguntas?
-No lo sé, el que la señorita Gretta esté en la empresa y que todo sea a través de ella, me parece en exceso extraño, pensé que tú eras su mano derecha, lo veía tan feliz desde que llegaste a este lugar y ahora ha vuelto a ser el mismo de siempre, desde que llegaron del viaje a Colombia.
Gretta es hija de uno de los mejores amigos de Josué, el padre de Omar, ella siempre ha estado enamorada de él, solamente que Omar siempre le ha rehuido a esta mujer, es por esta razón que me parece extraño que esté acá trabajando, con decirte Marian que es más probable que Omar tuviese una relación seria con Astrid que con Gretta, bueno, ahora la verdad no tengo ni idea de que está pasando.
-Pues imagínate, que tú que tienes tantos años de trabajar acá y que conoces a Omar tanto no tienes idea, yo, que apenas y lo conozco, no lo sé, ya me hice a la idea que entre Omar y yo no puede haber nada, él no es lo que yo pensaba que era, dijo Marian.
-Bueno, me voy a trabajar, ahora esto se ha puesto color de hormiga con nueva jefe, dijo Naty sonriendo.
Marian se centró en el trabajo, terminó la jornada laboral y bajó hasta el estacionamiento, en donde pudo observar a Gretta subir al auto de Omar, Gustavo había bajado del auto, el propio Omar era quien condecía, salieron rápido del estacionamiento, iban riendo y no se percataron de que Marian estaba cerca de ellos.
-Señora Marian, que gusto volver a verla.
-Hola Gustavo, el gusto es mío.
-¿Necesita que la lleve a alguna parte?
El señor Vitale me ha dejado este auto para lo que se necesite, así que usted solo tiene que ordenar, dijo Gustavo sinceramente con una sonrisa en el rostro.
-Gracias hombre, pero ese pequeño e imperceptible auto es el mío, así que no necesitaré que me lleves, igual te lo agradezco con el alma, siempre has sido muy amable conmigo.
-Está muy bonito su auto señora, que lo disfrute, dijo Gustavo sonriendo.
-Gracias, hasta mañana.
Marian condujo hasta la casa, en donde se respiraba paz desde que María se había marchado, Landon estaba en casa de Ruma, eso era seguro, había solamente tres personas de limpieza y una cocinera, aparte de los guardas de seguridad que estaban fuera de la casa.
-¿Señora, que desea para cenar?
-Solo quiero una sopa, si no es mucha molestia.
-Con mucho gusto, ¿desea comer acá o prefiere cenar en su habitación?
-Yo bajaré cuando tenga algo de hambre, no se preocupe, vaya a descansar después de la sopa, gracias.
Marian siempre había tratado a sus empleadas con total respeto, por eso era que la apreciaban mucho, excepto María que fue una completa hipócrita, ya que ella pensaba que Landon de casaría con ella y se convertiría en la gran señora que siempre quiso ser.
Marian cenó, era tanto el cansancio que tenía que calló rendida al acostarse, hasta el día siguiente a las seis y treinta de la mañana que despertó para ir a trabajar.
Con una falda tipo lápiz negra, una camisa en seda de color verde y un calzado Jimmy Choo en color negro que combinaba a la perfección con su bolso, ella estaba lista para salir, al mirarse al espejo, observó que se veía bien, como hacía tiempo no lo hacía.
Se volteó hasta su joyero, tomó un hermoso collar con un diamante y recordó que todo aquello que llevaba puesto se lo debía a Landon y que tenía que pagárselo, en un principio cuando compró la ropa en el centro comercial para ir a trabajar a Vitale Company, utilizó dinero de Landon, así que ella tendría que pagarlo, no podía sentir que estaba gastando o disfrutando dinero de narcotráfico.
Al llegar a la empresa, llegó un poco antes, entró a su oficina y de inmediato tomó una carpeta de su bolso y antes de que Omar llegara, la puso sobre el escritorio de este, entró por la puerta que comunica las dos oficinas, así que nadie supo que ella había entrado.
La carpeta se la había dejado Landon con una de las chicas de servicio, en ella estaba la declaración de María y de Gustav, de que ellos había en complicidad creado aquellas fotografías tan vulgares en donde se podía ver su rostro, junto con la carpeta dejó una nota.
Dejó la carpeta y salió rápidamente de la oficina.
Ella se concentró en el trabajo que tenía, en la universidad le habían pedido un proyecto para poder graduarse, estaba creando uno bastante bueno, una universidad, que de ser posible, sería el proyecto ganador que haría la ciudad.
-Buenos días Naty, ¿será que por algún lugar en esta oficina hay una mesa para planos de arquitectura que me puedan facilitar?
-No lo sé Marian, pero déjame y averiguo.
En menos de una hora, estaba entrando el chico de proveeduría con una mesa para planos de arquitectura y su silla.
-Señora, esto me pidieron que lo dejara por acá lindo día, dijo el chico y salió rápidamente.
Marian se concentró en su trabajo únicamente trabajaría en su proyecto de graduación en la hora de almuerzo, comería lago rápido y nada más.
-Marian, necesito que vengas conmigo, dijo Gretta cuando entró a la oficina de la chica.
-Buenos días, claro, con mucho gusto, respondió Marian a la mujer que la miraba de manera inquisidora.
Al salir de la oficina, encontraron que Omar venía llegando a la oficina.
-Hola Omar, buenos días guapo, necesito hablar contigo en este momento, dijo Gretta entrando a la Oficina de Omar, quien no saludó a Marian, ella quedó ahí en medio del pasillo sin saber para que la llamaba Gretta.
-Naty, tráenos dos café.
Volvió a su oficina y continuó trabajando.