Capítulo 38: No me detendré
No aguanto más. Cada minuto que pasa siento que se me va la vida, y mi hijo sigue allá adentro, rodeado de máquinas que lo mantienen con vida. No espero a que nadie me convenza, me acerco a Harry y se lo pido casi rogando.
—Quiero ser la primera. Hágame la prueba a mí.
Él me mira con esa mezcla de seriedad y compasión, pero asiente. Un par de minutos después, una enfermera me guía hasta una sala pequeña. Todo parece tan simple para algo que puede decidir la vida de Liam.
Una silla metálica me recibe; junto a ella hay una mesa con bandejas de metal brillante, guantes, agujas y tubos de ensayo vacíos esperando mi sangre.
Me siento cuando la enfermera me lo indica, mientras tanto trato de mantener los brazos quietos, aunque me tiemblen. La enfermera me pide que los apoye en el descanso, me coloca la liga de goma y comienza a buscar la vena.
—Abra y cierre la mano, por favor —me indica con voz neutra.
Obedezco, mis dedos se mueven torpes. La aguja entra en mi