Capítulo 24. El patrón la quiere
No pudo concentrarse en otra cosa durante esa mañana.
A su alrededor, los papeles se amontonaban: reportes de producción, notas de los capataces, balances de la empacadora. La pluma descansaba entre sus dedos, pero su mirada no se fijaba en los números. Desde hacía horas, su mente estaba en otro lugar.
No había dormido. O más bien, había pasado la madrugada entera en vela, sentado junto a la cama de Olivia, con la mano de ella entre las suyas, observando cómo la fiebre la consumía. Solo cuando la extenuación lo venció un instante, se permitió recostarse en la silla.
Tosió, sintiendo un ardor molesto en la garganta. El cuerpo le pesaba más de lo normal; cada movimiento lo hacía sudar frío. Sabía lo que era: las secuelas de haber succionado el veneno de la herida de Olivia. Una imprudencia que cualquiera consideraría inútil, pero que él había hecho sin pensar, movido por un instinto brutal de salvarla.
Un golpe suave en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Era uno de los capataces, avi