Cassie
Desperté empapada en sudor, con el corazón latiendo en mi garganta y el aire envenenado con un aroma que no conseguía identificar. El frío que recorría mi piel era como un presagio, algo en el aire me decía que algo venía. Algo malo. Mi respiración era entrecortada, y cuando mis ojos se abrieron, aún veía las imágenes de mi pesadilla. No era la primera vez, pero sí la más vívida.
Lucian estaba ahí, en la oscuridad, mirándome con esos ojos de lobo que siempre parecían entender más de lo que quería que supiera. Y luego… su mano. Se acercaba a mí, con una sonrisa cruel en los labios, y cuando la sentí en mi muñeca, su fuerza me empujó hacia él. Lo sentí, el dolor al marcarme, el fuego que me recorría, como si él pudiera apoderarse de mi alma. Lo peor de todo fue la sensación de impotencia. De estar atrapada, atada por un lazo invisible que no podía romper.
La imagen desapareció tan rápido como llegó, pero el sudor frío no se disipó, y el temblor en mis manos no me abandonó. No pud